Un día de marzo de 2021, el Centro Misionero Nuestra Buena Madre de Pergamino volvió a recibir a los niños y niñas que encuentran allí refugio y sostén. Respetando todos los protocolos que corresponde se abrieron las puertas otra vez dando paso a la emoción del reencuentro. Las sonrisas lucían poco debajo de los tapabocas y chocar los puños no tenía la misma calidez que los abrazos pero aún así, la alegría de volver a compartir el espacio se podía percibir claramente en los ojos y en los gestos de niños, niñas y adultos.
Hay acuerdos previos: Al ingreso de los niños y las niñas, se les toma la fiebre y se les coloca alcohol al 70/30. Nadie ingresa sin tapabocas. Daiana, Paula y Rocío, las educadoras, tienen un cupo de no más de 10 niños en cada salón. Se arman las burbujas pero es cada vez más difícil sostener el aislamiento frente a los más pequeños que reclaman jugar con otros amigos o compartir la merienda todos juntos.
En el mes de junio y viendo que no podían acostumbrarse a las divisiones por grupo, se habilitan más salones, se realiza una convocatoria de voluntarios y se logra que todos los niños concurran al Centro de lunes a jueves en sus respectivos horarios, dejando el día viernes para limpieza y desinfección. Cada día, se comienza con la merienda, preparada por el personal con todos los cuidados correspondientes y organizada para que cada grupo pueda tomarla en su salón.
Desde que se retoma el trabajo presencial en el centro, acompañar a los niños y niñas a sostener la continuidad pedagógica, es una de las mayores preocupaciones. Para que esto pueda lograrse se cuenta con el apoyo económico de la Fundación Marista y de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos). Y aún con momentos en donde se vuelve al aislamiento por la suba de contagios, se logra mantener este acompañamiento a través de otras vías de comunicación virtual, lo que pone de manifiesto el compromiso de todo el grupo humano del Centro para garantizar que la vida siga adelante y que los más desfavorecidos no paguen las consecuencias de una pandemia cruelmente arbitraria.
En la actualidad y por cuestiones de protocolo, el Centro Misionero Nuestra Buena Madre, tiene 50 niños y niñas anotados y 10 más en lista de espera.
Área de Proyectos de la Fundación Marista
